Es difícil dar con ellos, pero son más de los que cabría pensar. Probablemente en Italia han conseguido vencer antes el miedo a mostrarse en público y a ofrecer su testimonio, pero también los tenemos entre nosotros, y en toda Europa: musulmanes convertidos al catolicismo que, incluso poniendo en peligro su vida, han conocido a Cristo y han querido recibir el bautismo. El periodista italiano Giorgio Paolucci y el periodista libanés Camille Eid han escuchado de primera mano el relato de muchos de estos conversos- «es muy difícil convencer a las personas para que hablen», aseguran- y el testimonio ha quedado por escrito en el libro «I cristiani venuti dall’Islam» (los cristianos que llegaron del Islam), editado por Piemme. Un libro que, según sus autores, lanza tres desafíos: al islam, para que reconozca la libertad religiosa, a las autoridades civiles para que garanticen esta libertad; y a los propios cristianos, para un reencuentro con Cristo.
«Mientras los occidentales que se convierten al islam son muy conocidos, van a televisión, son presidentes de asociaciones islámicas y no tienen problemas de visibilidad, los musulmanes convertidos al cristianismo son personas que, por tomar esta decisión, se encuentran con discriminaciones y amenazas, que pierden los derechos civiles en algunos países islámicos, que corren el riesgo de la pena de muerte o son rechazados por los mismos familiares y amigos porque son acusados de apostasía», explica Paolucci en una entrevista a la agencia Zenit.
La investigación llevada a cabo por ambos periodistas habla de algunos centenares de conversos en Italia provenientes de países del norte de África, de Oriente Medio y de Asia. Algunos han sido bautizados en Italia, otros en su país de origen o en un tercero, y luego se han trasladado a Italia.
«Historias milagrosas»
Entre las historias recogidas se encuentra la de una joven argelina de padre católico y madre musulmana que llegó al catolicismo a través del testimonio de una compañera de clase; un soldado bosnio musulmán que conoció a Cristo en una cárcel italiana; una joven turca que soñó sin saberlo con el Papa Juan XXIII, un joven turco a quien el Corán no ofrecía respuestas hasta que leyó el Evangelio y hoy se prepara para ser sacerdote, e incluso un argelino que se convirtió escuchando Radio María. «Son historias milagrosas, como es milagrosa toda conversión», asegura Paolucci, que dice haber encontrado en estos conversos «interrogantes que están en el corazón de cada persona: el sentido de la vida, la felicidad, el amor, la amistad, qué hay después de la muerte...». Cuenta que, durante la investigación, quedaron impresionados por la frescura y el coraje de estos conversos, y especialmente conmovidos por las palabras de un argelino: «No os dais cuenta del tesoro tan grande que tenéis. Jesucristo ha revolucionado nuestra vida. Tenéis el joyero con la tapa cerrada y dentro hay un tesoro. Nosotros vamos a vuestras iglesias y no vemos el tesoro, venimos a un país católico, como Italia, y vemos que el joyero está cerrado; en cambio, debéis tenerlo abierto porque el tesoro es para todos. Debéis comunicar a Jesús a los inmigrantes que llegan, y sin embargo sois tímidos y tenéis vergüenza».
Autor: solidaridad.net- Fecha: 2006-11-17
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